martes, 23 de marzo de 2010

percanta 2.0 (o la levedad discursiva ante la prepotencia de la libido y la condensacion de los esfínteres)






















"Para saber
lo que es amar
hay que perder
la libertad

y para mí
eso no se llama
amor"


me dijo la conchuda
una horrible y lluviosa
tarde de junio
y encima
por teléfono
luego de buscarla
por todos lados
a través de todos los medios
durante siete días

en su familia,
me la juego,
estaban
todos confabulados

solo a mí se me ocurre
engancharme
con una pendeja
que no tiene ninguna personalidad

me cago el día en que le abrí
la mente
en que le mostré el extenso panorama
más allá de los lindes del pajero reggaeton

la muy forra es tan poco ingeniosa
y tan falta de palabras
que me corta el rostro
con el estribillo
de una canción

¡de mi banda preferida!

hasta ese momento
estaba todo bien
yo era para ella el mejor
el primero
-¿habré sido el primero?
yo vi sangre... pero la habitación
estaba un poco a oscuras...-

conmigo conoció el teatro
los museos de arte contemporáneo
el cine de Herzog y Fassbinder

¡le regalé la obra completa
de Oliverio Girondo
que hoy es casi un incunable!

petera del orto:
¡devolvéme el libro, carajo!

pero qué hija de puta...

¿cuándo perdió la libertad, eh?
¿cuándo?
jamás le impuse nada
ni le reprimí cuanto quería
o necesitaba hacer

a sus viejas amigas
jamás dejó de verlas
aún cuando me confesaba
que ya la aburrían

si me dijera que fue por mis celos
entonces es una pelotuda
si yo no sé qué mierda
son los celos!

si la confianza lo es todo
en el enjambrado tejido del amor,
para qué desconfiar de los pibes de su barrio
que se la pasaban chistéandole
cuando pasábamos por la esquina de su casa
a comprar al almacén?

cómo me voy a hacer la cabeza
con la repentina aparición
de ese ex-compañero del colegio
que, a su vez, fue el primero
que le dio un beso
-y seguro que también le habrá
tocado un poco el tuje, a la muy putona-

¡Dios  mío!
ahora me calza perfecto
la ficha en el tablero

ahora voy entendiendo
el por qué de sus silencios
de las estúpidas peleas
por lado frío de la cama
o la tapa baja del inodoro

y la bronca que le agarró
aquella noche
hace un mes y medio
cuando acabó la película
y yo le expliqué el argumento
de "Eterno resplandor de una mente sin recuerdo"

"no soy ninguna hueca, imbécil"
fue su grito

y ahora me queda más que claro
que el reverendo conchudo de su ex-compañero,
Roberto -y la recalcada concha de tu...-
no fue a visitar al hermano de la chiruza malparida

pendeja tenía que ser...

¡pendeja, putona y, encima, villera!


que no me la cruce por la calle
porque, te lo juro por mi vieja,
que aunque nunca lo haya hecho
la cachetéo!!

no, ni a palos, loco
no pienso siquiera rebajarme


si la veo
si la...

la mando a la mierda
y le digo
que se meta
el amor y la libertad
en el medio del orto.

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